Lyrics

En el pueblo, entre recuerdos, vive una vieja canción,
De Primitivo, un hombre bueno, con nobleza en el corazón.
Le decían Primo con cariño, de esos que dejan huella,
Su risa clara, su buen trato, una luz, una estrella.

El tiempo no perdona, y un día el cielo lo llamó,
Primo se fue, dejó un vacío, un hueco que dolió.
La tierra lo recibió, el alma echó a volar,
Y Antonia, su compañera, tuvo que aprender a andar.

Ella, Antonia, fuerte y sabia, con la pena por dentro,
Cuidó su jardín de ausencias, cada día, a cada momento.
Recordaba las mañanas, las noches, su caminar,
Y el eco de su nombre que no podía borrar.

El tiempo no perdona, y un día el cielo lo llamó,
Primo se fue, dejó un vacío, un hueco que dolió.
La tierra lo recibió, el alma echó a volar,
Y Antonia, su compañera, tuvo que aprender a andar.

Pasaron lunas y soles, el calendario giró,
La vida siguió su curso, mas el dolor no menguó.
Antonia, con su mirada, buscaba en cada rincón,
La esencia de su Primo, la paz de su corazón.

Y una tarde, de repente, la calma la envolvió,
Una brisa suave, un susurro, y Antonia también partió.
Se fue tranquila, sin lamentos, a buscar su amor perdido,
El reencuentro en el sendero, el destino prometido.

El tiempo no perdona, y un día el cielo los llamó,
Primo y Antonia, juntos de nuevo, el amor triunfó.
La tierra los despidió, sus almas echaron a volar,
En el cielo, tomados de la mano, por siempre van a estar.

Descansen en paz, Primitivo y Antonia, su historia ya acabó,
Unidos por la vida, unidos por el amor.