Lyrics

Este corrido va dedicado para un hombre de respeto….
Un guerrero de vida, nacido en Las Higueras Zacatecas ,
Él es Osvaldo, Guzmán Ávila … pero el mundo lo conoce como Balillo .”



Las Higueras, Zacatecas, vio nacer a Osvaldo, Guzmán Ávila, en el mes de enero, de los años sesentas,
Desde muy joven lo han apodado Balillo, tuvo una infancia muy difícil,

su padre don Osvaldo Guzmán fue rígido quien lo enseñó a trabajar,, y su madre doña Virginia Ávila, es dulce, y amorosa,
los buenos recuerdos en su niñez, fueron sus abuelos Mamá, Isaac y Papá, Víctor

muy poco estudio le dieron sus padres,
emigró a Estados Unidos a la edad de 15 años , y fue deportado a su país natal .

Después de un tiempo, nuevamente regresa a Estados Unidos, empezó a trabajar en el campo, en la Manzana, en la Papa, en la uva, con una inteligencia increíble, llegó a ser administrador, soldador, voluntario de bomberos, fue un mil usos.

Conoció a una bella mujer, la que ahora es su esposa, Adela García, le dió tres hijos hermosos, Marisela, Osvaldo Junnior y Oliver. y con el tiempo DIOS le regaló sus papeles, Americanos, y pudo visitar muchas veces su natal, Zacatecas,

A pesar de su corta edad. Las puertas de su hogar siempre estuvieron abiertas , para recibir y ayudar familiares Emigrantes,



En un accidente de tráfico, DIOS llamó a su única hija Marisela …
de 19 años de edad, Esta tragedia les marco la vida. Pero Dios, les mandó a Anthony.

pasaron los años y una tragedia más en la familia,
DIOS les manda dos hijas más, Irene y Gisela, llegaron a sus vidas para dar alegría,
la vida le permitió jubilarse y a sus más de 60 años, aún continúa trabajando, en su propio rancho y su compañía llamada servicios los Guzmán,

fue amante a los gallos de pelea Y un experto en coleccionar y manejar armas de todo calibre, aunque su arma favorita, es una cuarenta y cinco conmemorativa, con cachas de oro.



El es el número dos de un linaje de trece hermanos, Osvaldo, Guzmán, Ávila, un hombre de corazón, de orgullo y respeto, que viva las Higueras Zacatecas, y qué viva Bolillo