Lyrics

Y llegaste tú…
como llegan las tormentas que uno no ve venir,
pero igual se para en la ventana a esperarlas.

El mundo se hizo el huevón y paró el reloj.
Todo parecía mágico…
hasta que la magia empezó a oler a rutina mal lavada.

Nos abrazamos con la desesperación de dos idiotas
que nunca aprendieron a amar sin sangrarse.
Saltamos al mar sin saber nadar,
creyendo que el amor era salvavidas,
y era puro plomo emocional.

Construimos castillos con palabras prestadas,
sueños en cuotas, promesas a plazo fijo.
Y aunque todo estaba chueco desde el arranque…
yo te veía divina.
Porque eras tú.
Y yo era un gil enamorado,
ciego, sordo y emocionalmente analfabeto.

Te llevé al infierno, sí.
Pero no te empujé sola.
Me fui contigo.
Porque amar desde las heridas es jodido,
y yo venía hecho pedazos de otros incendios.

Tú, tan cabrona y tan santa a la vez,
te comiste mis sombras sin hacerme escándalo,
aguantaste mis silencios,
mi ego de macho quebrado,
mis excusas baratas envueltas en poesías.

Qué huevos los tuyos, carajo.
Aguantarme cuando ni yo me soportaba.
Amarme cuando estaba hecho un desmadre.

Y ahora estamos aquí…
como dos actores que no se dieron cuenta que la obra se acabó.
Con los decorados al carajo,
el guión hecho trizas
y la música de fondo pidiendo que nos bajemos del escenario.

Diciéndonos adiós…
pero sin balazos.
Con la mirada hueca,
el alma con hambre,
y el corazón condimentado con alfileres y mierda emocional.

No duele irse, mi amor.
Lo que duele es aceptar que lo nuestro
fue un error hermoso…
pero error al fin.
Un amor con fecha de vencimiento,
como un cigarro que supo a gloria y ahora me deja los pulmones jodidos.

No me arrepiento.
Fui feliz, carajo.
Ridículamente feliz.
Y aunque me ahogue en tus ausencias
te agradezco hasta el infierno que armamos juntos.
Porque amarte fue fuego,
pero también fue hogar… por ratitos.

Vinimos a esta vida a cagarnos de amor…
y luego a despedirnos como dos adultos que ya no saben qué hacer con tanto escombro.

Mi Venus en llamas.
Mi Afrodita sin filtro.
Mi Mosi con alma de vieja sabia.
Mi caos con piernas.
Te voy a extrañar como se extraña el orgasmo después del último “te amo”.

Y cuando sigas brillando —porque puta madre, vas a brillar—
cuando tus hijos te digan “mamá, lo lograste”,
cuando viajes a donde yo no pude ni soñar,
y te hablen bonito y te canten bajito,
y sonrías… pero no igual...

Acuérdate de mí.

No como el idiota que falló.
Ni como el cobarde que se fue.
Sino como el huevón que se quedó hasta el final,
aunque estuviera roto.
El que amó torpemente,
como se ama desde el miedo,
desde las grietas,
desde los traumas con nombre y apellido.

Y si un día te cae una canción de esas que te abren el pecho sin pedir permiso,
que huele a lluvia y sabe a trago amargo…
como Goodbye My Lover,
sabrás que fui yo.

No para que vuelvas.
No para joderte.
Sino para que sepas…
que hasta en el adiós,
seguí eligiéndote.

Y que hay amores tan cabrones,
tan incendiarios,
que si se quedan, se pudren…
pero si se van,