Lyrics

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Aquí estoy.
Frente a la piedra blanca.
Tu nombre arde – como cal en mi pecho.
Dicen que no te olvidan…
pero yo veo las mentiras.
Veo cómo se fueron.
Sin ti.

Hablan de herencia.
Pero nadie habla de quién fuiste.
Nadie pregunta cómo amabas.
Solo quién recibe, quién reclama.

Las flores… bonitas, frescas,
pero sé quién las pone.
No son los que gritan tu nombre,
son los que cuentan – con el corazón.

Yo.
Tu nieto. El que volvió.
No por oro.
No por mantener la tumba.
Sino por ti.
Por la verdad.

Aún saboreo el tomate, el ajo en el aire.
Tú decías:
“La comida es alma, mi niño.”


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Apenas nacido, ni tres meses tenía,
sin palabras, sin ojos – solo vida vacía.
Y ya hacía mi primer viaje,
dos mil doscientos kilómetros…
en un coche viejo, en silencio, sin coraje.

No entendía fronteras, ni el idioma del suelo,
solo respiraba – y sentía consuelo.
Llegué a Andalucía, tierra seca y real,
y allí estabas tú – amor maternal.

Me recibiste como si nunca me hubiera ido,
me abrazaste – sin condiciones, sin ruido.
No preguntaste si merezco estar.
Solo estabas. Y eso era amar.


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Crecí con el olor a jazmín en el patio,
con tus cuentos, tus gestos, tu espacio.
Me llamaste tu hijo – y yo lo sentí,
entre azulejos y sol – allí nací.

Fui parte de algo que no se puede explicar,
un ritmo, una mirada, algo sin terminar.
Hasta que dijeron: vuelve al norte,
a la nieve…
y no entendí nada,
solo que dolía fuerte.

Tú me enseñaste a cocinar –
no con libros, sino con alma.
Andalucía no era postal,
era fuego, amor y calma.


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Hoy nadie habla ya de amor,
solo de papeles, testamentos y rencor.
Tu hombre… estaba con otra en la cama,
mientras tú morías sin drama.
Y ella – ni te nombró con respeto.
Solo ocupó tu hueco – discreto.

Rocío – cuenta billetes, no memorias,
lleva bolsos caros, pero vacía de historias.
Los hijos no se miran – se demandan,
antes hermanos, hoy espadas que se clavan.

Y la mayor… calla, como un fantasma vivo,
con tu carga en la espalda – y sin alivio.


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Tú no me diste dinero –
me diste sabor.
Y dijiste:
“Si lo sientes aquí… ya tienes valor.”


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(…Qué imagen más dura…)
Todos allí,
juntos de nombre,
pero vacíos por dentro.
Codicia. Veneno.
Nada de lo que tú querías.

Y yo estoy aquí –
no soy mejor.
Pero sé lo que vales.

Dolor…
como tu nombre.

Dolores